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Dolor en el hombro por el supraespinoso: cuando levantar el brazo se convierte en un reto

Sentir molestias en el hombro al realizar movimientos tan simples como peinarse, vestirse o buscar un objeto en una estantería puede parecer algo pasajero. Pero cuando ese dolor se repite, se intensifica o interfiere con la vida diaria, puede deberse a una afección común pero muchas veces ignorada: la tendinitis del supraespinoso.

He pasado por ello. Al principio era solo una molestia al dormir de lado o al intentar levantar el brazo más de lo habitual. No le di importancia, hasta que el dolor empezó a limitar movimientos básicos y a ocupar un lugar indeseado en mi día a día. Fue entonces cuando entendí lo importante que es atender a las señales del cuerpo.

¿Qué es el músculo supraespinoso y por qué causa tanto dolor?

El supraespinoso es uno de los músculos que forman el manguito rotador del hombro. Su función principal es ayudar a levantar el brazo y estabilizar la articulación del hombro. Cuando este músculo se sobrecarga, sufre pequeños desgarros o se inflama, aparece lo que se conoce como tendinitis del supraespinoso.

Este tipo de problema suele desarrollarse de forma progresiva, especialmente en personas que repiten ciertos movimientos con el brazo elevado o ejercen mucha presión sobre el hombro, como deportistas, trabajadores manuales o quienes pasan muchas horas frente al ordenador con una mala postura.

Principales síntomas de la tendinitis del supraespinoso

El dolor en el hombro por el supraespinoso no comienza de forma brusca. En mi caso, la incomodidad fue creciendo hasta el punto en que acostarme de lado o abrocharme una chaqueta se convirtió en un martirio. Algunos de los síntomas más frecuentes son:

  • Dolor en la parte superior y externa del hombro, especialmente al levantar el brazo
  • Molestias nocturnas al dormir de lado
  • Dificultad para realizar tareas cotidianas como vestirse o cargar objetos
  • Sensación de rigidez, debilidad o pérdida de fuerza en el brazo
  • Dolor que se irradia hacia el brazo, el cuello o la escápula

Cuando estos signos no mejoran en pocos días, lo mejor es consultar con un fisioterapeuta o especialista. Esperar demasiado solo agrava la lesión, algo que, por experiencia personal, te puedo asegurar que complica mucho la recuperación.

¿Qué causas provocan la tendinitis del supraespinoso?

El dolor en el hombro relacionado con el tendón del supraespinoso tiene múltiples orígenes. Algunas de las causas más comunes son:

  • Movimientos repetitivos que implican levantar el brazo (como en pintura, deportes de raqueta o natación)
  • Posturas incorrectas mantenidas durante largos periodos
  • Debilidad muscular o descompensaciones en la musculatura del hombro
  • Traumatismos o sobreesfuerzos puntuales
  • Envejecimiento natural del tendón, que pierde elasticidad con el tiempo

Sea cual sea el motivo, cuando el tendón del supraespinoso se inflama, cualquier movimiento que implique alzar el brazo genera dolor y limitación funcional. Y si no se trata adecuadamente, la tendinitis puede evolucionar hacia una rotura parcial o completa del tendón, llevando incluso a la necesidad de cirugía.

Diagnóstico: la clave para un tratamiento eficaz

Aunque los síntomas pueden dar pistas, un diagnóstico certero requiere de una valoración clínica realizada por un profesional de la fisioterapia o medicina deportiva. Además de una exploración física, es habitual recurrir a pruebas como la ecografía musculoesquelética o la resonancia magnética, que permiten observar el estado del tendón con precisión.

En mi caso, la evaluación fue clara: tendinitis del supraespinoso. Y con ello, se inició un plan de tratamiento adaptado a mis necesidades y evolución. Lo más difícil fue aceptar que necesitaba parar, cuidarme y seguir un proceso gradual.

Estrategias de tratamiento para el dolor en el supraespinoso

El tratamiento para la tendinitis del supraespinoso suele comenzar siempre por métodos conservadores. Entre las medidas más habituales se encuentran:

Reposo relativo y control del dolor

No se trata de inmovilizar el brazo por completo, sino de reducir aquellos movimientos que irritan el tendón. A veces se adapta la actividad laboral o deportiva y se aplican medidas como frío local o antiinflamatorios pautados por el médico.

Fisioterapia personalizada

La clave de mi recuperación estuvo en seguir un plan fisioterapéutico adecuado. Asistí a sesiones en una clínica especializada donde trabajamos con técnicas manuales, estiramientos y ejercicios específicos. Si estás en Salamanca, puedes consultar más sobre estos tratamientos en nuestra página sobre fisioterapia en Salamanca, en el que se plantea una recuperación individualizada y basada en la evidencia.

Ejercicios de movilidad y fortalecimiento

A medida que el dolor disminuye, es esencial trabajar la movilidad del hombro y reforzar toda la musculatura del manguito rotador. En casa seguía rutinas adaptadas diariamente. No fue fácil al principio, pero la constancia marcó la diferencia.

Terapias complementarias

En algunos casos se aplican terapias como punción seca, electroterapia, ultrasonido o kinesiotaping. Cada técnica tiene su función, y debe ser seleccionada por el fisioterapeuta según el grado y fase de la lesión.

Cirugía: cuando otras opciones no funcionan

En casos más graves o crónicos, sobre todo si hay rotura del tendón, puede ser necesaria una intervención quirúrgica. No es lo habitual, pero es importante saber que existe la opción si tras meses de tratamiento el dolor persiste y limita la función.

Consejos para prevenir el dolor de hombro en el futuro

Tras mi proceso de recuperación, uno de los aprendizajes más valiosos fue entender cómo prevenir la recaída. Aquí te comparto algunas recomendaciones prácticas:

  • Realiza ejercicios de refuerzo del manguito rotador al menos dos veces por semana
  • Evita movimientos repetitivos prolongados por encima de la cabeza sin descansos
  • Cuida tu postura, especialmente si trabajas muchas horas sentado o frente al ordenador
  • Escucha el cuerpo: si aparece dolor, no lo ignores
  • Calienta antes de entrenar y estira tras finalizar la actividad

Hoy sigo realizando ciertos ejercicios de movilidad y fortalecimiento. Aquella lesión me enseñó que prevenir es mucho más sencillo que recuperar.

Vivir con dolor de hombro: más común de lo que parece

No estás solo si cada mañana notas una punzada al estirar el brazo o si girarte en la cama despierta una molestia en el hombro. Muchas personas, sin saberlo, arrastran una tendinopatía del supraespinoso sin tratar. A menudo lo normalizan o lo achacan solo al envejecimiento, sin acudir al especialista.

Yo también lo pensé. Pero el tiempo me mostró que ese dolor que ignoraba estaba afectando no solo mi actividad física, sino también mi estado de ánimo, mi descanso y mis relaciones. Recuperarme me devolvió no solo la movilidad, sino una sensación de control sobre mi salud que valoro cada día.

Cada paso en el camino de recuperación, aunque desafiante, me sirvió para reconectar con mi cuerpo y respetar sus tiempos. Si estás pasando por algo similar, no esperes hasta que el dolor condicione tu vida. Actuar a tiempo puede marcar la diferencia entre semanas de recuperación o meses de limitación. Da el primer paso: escúchate, infórmate y busca el acompañamiento adecuado. Porque tu bienestar empieza por decidir cuidarte.